Aral, el mar que se secó
Donde antes había una enorme flota pesquera que proporcionaba más de la mitad de todo el pescado de la Unión Soviética, ahora tan solo se aprecian los restos de esos barcos encallados en el desierto.
Localizado en la frontera entre Uzbekistán y Kazajistán, el mar de Aral padeció las consecuencias de los desafortunados actos del ser humano, que lo ha hecho desvanecerse prácticamente en su totalidad.
Desde hace miles de años, el mar de Aral ha beneficiado del agua de los ríos Amu Daria y Sir Daria. Conservaba su nivel gracias al equilibrio natural de los aportes de agua de estos dos ríos y de la evaporación. Las poblaciones colindantes de este mar eran muy prósperas, y tenían importantes industrias de pesca, ganadería y agricultura. La suma de todo esto, fomentaba que hubiera un comercio interesante en toda la región.
Aral, el mar que se secó
En 1959 comienza el colapso de esta región, cuando la Unión Soviética, a la que pertenecían Kazajistán, Uzbekistán y el resto de repúblicas centro asiáticas, tuvo la brillante idea de plantar algodón en esta zona, con el fin de convertirse en los principales proveedores del producto a nivel mundial. Pero mira tú por dónde, no tuvieron en cuenta que el mar de Aral se encuentra en una zona extremadamente árida y el algodón necesita una inmensa cantidad de agua para su producción. Desde el punto de vista comercial parecía una buena idea, pero desde el medioambiental fue una desgracia total…